sábado, 13 de diciembre de 2014

#MIRAR VS VER

En esta oportunidad la "PALABRA SEMANAL" es una idea, más que una palabra, que intenta dejar una reflexión que continúa la línea de pensamiento de la palabra semanal anterior: #despertar, con un "toque" de Inspiración Prestada.
Como algunos podrán haber notado, no había publicado una nueva "entrada"... pero las ideas, pensamientos, y "procesos" continúan... Por tanto, en esta oportunidad dejaré algunas líneas con pensamientos, frases e ideas que serán complementadas por un material que les dejo al final. 


Espero les sirva, y podamos: despertar, ver y no solo mirar, re-descubrir, re-descubrirnos, siempre avanzar para alejarnos de nuestra necedad e ignorancia... 
Con mucho cariño...
Lienzo_Li






Aclarando: Cuando me refiero a ver y no solo mirar, se que hablo de dos palabras que son verbos también y que se usan comúnmente para referirse a lo mismo según el uso que se le dé. Ahora, el concepto que quiero trasmitirte es que tomaremos la palabra VER como: mirar con detenimiento y atención alguna "cosa", sea esta tangible o no. (Referencia: post #DESPERTAR)
Muchas veces miramos sin ver, en tantas áreas de la vida... 

Ejemplos: 
1. A algunos les ha sucedido de haberse cruzado, de haber mirado a quien luego sería su pareja, pero por diferentes motivos no lo vió, no la vió. Luego de determinadas circunstancias se descubrieron, tal vez uno primero que el otro, pero sucedió, quizás al compartir tiempo, quizás al observar como se manejaba ante tal o cual situación... 
2. Quizás conocías gente con determinados problemas, físicos, quizás económicos, quizás en sus familias, pero seamos sinceros, puede haber sucedido que hasta que no te pasó a vos, no podías ver esa situación que mirabas en profundidad, o con otra disposición y corazón...

Y así podría dar más ejemplos...


Te invito a evaluar como está tu mirada, (esa capacidad de ver, que va mas allá de tus ojos), como está tu "sensibilidad" (término que a muchos les genera incomodidad, como si fuese algo negativo en sí mismo; término que se asocia más a mujeres, pero que tantos hombres sí tienen, y que se necesita que tengan; término que abarca y significa mucho, para bien y para mal)...


Te comparto el capítulo MIRADAS del libro:  MISCELÁNEAS de Gabriel Salcedo
( Si podés conseguilo!, está buenísimo)
Aca vá:

Envidio a mi hermano menor.
No por alguna cosa que tengo o algo así. Tampoco por ser demasiado inteligente, aunque no es más que yo. Tampoco su físico ya que es más feo que yo.

En realidad envidio donde vive: frente a unas inmensas montañas en la Patagonia Argentina. Un lugar de ensueño. Un lugar donde cualquiera puede descansar con el solo hecho de mirar. Las nubes, los arroyos, los ríos, los lagos son más bonitos en ese lugar.

Envidio que al despertar por la mañana, con sus ojos llenos de lagañas, pueda contemplar esa hermosura. Que vaya al baño y luego vuelva, y aún estén allí. Envidio que esa postal de la naturaleza me sea privada. Envidio que la creación lo proteja, lo abrace, lo mire y a mi no.

Vivo en medio de edificios. Mi calle es como un gran estacionamiento. A unos metros tengo un colegio donde cientos de alumnos son acarreados por sus padres y sus lujosas camionetas 4x4.

No puedo salir de mi garage y eso me fastidia.
(...)
A no ser por el McDonalds que está cerca, el lugar donde vivo es todo lo contrario al de mi hermano.

Deseo las montañas que él tiene en su ventana.

Salimos a caminar con Germán, mi hermano, charlábamos sobre cosas triviales y se lo dije. Se lo tuve que confesar. Ya no podía seguir fingiendo. Tiré mi piedra en medio de su cara:

-Quiero lo que tienes.
Él me miró con esa cara que muestra que no entiende de lo que hablo.
-No te hagas el idiota, no puede ser que no te des cuenta- le dije.
-¿Qué te sucede hermano idiota?- me respondió.
-¿Por qué tienes lo que yo no tengo?
-Sigo sin comprender, hermano idiota- afirmó.
-Lo que ves, esa naturaleza imponente en tu ventana cuando aún no te lavaste la cara- le revelé.

Para mi asombro no se burló. Se apaciguó. Y realizó una declaración que no ha dejado de resonar en mis oídos:
-Al verlas todos los días les he quitado el valor. Son tan cotidianas que ya no me sorprenden.

Ya no las envidio tanto.

Porque la familiaridad apagó la sorpresa.
(...)
¿Cuán familiarizado estoy con las personas que están a mi lado?

¿A cuantas personas les he quitado su valor? ¿A cuantas he despreciado?

Me gusta pensar en la palabra redescubrir.

Volver a valorar.. Volver a tasar cada relación. Recalcular su inmenso valor. Pero no un valor comercial, sino un calor vital.

¿Cuán familiarizado estoy con mi cristianismo?

¿Cuán familiarizado estoy con la idea de Dios?

Con mi idea de Dios. Ya no me dejo sorprender, creo que Dios no tiene ninguna sorpresa para mi. Lo he puesto en la repisa. Allí está. En silencio. Con su libro y su religión.

(...)
Pero esta familiaridad ha provocado en mí dos cosas: acostumbramiento y desvalorización.

Quiero ver a Dios como a las montañas de mi hermano.

No como las ve él, familiares.

Quiero redescubrir a Dios. Su palabra, sus milagros, ocultos y visibles.

Quiero encontrarme con Él cada día, como si fuera la primera vez.

Abandonar la familiaridad es lo que quiero.

Abandonar al Dios domesticado por mis paradigmas, por mis perspectivas, y por mi cosmovisión.

Quiero que me sorprenda.

Quiero despertar cada mañana y quedarme con la boca abierta.

Sorprendido por su presencia.

Sorprendido antes de lavarme la cara.

Gabriel Salcedo
MISCELÁNEAS
Miradas

(Edición personal)





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